jueves, 2 de julio de 2009

Benassal

Era uno de esos calurosos días de julio. El mercurio subia como una pompa de jabón a la que el viento empuja hacia arriba.
Como cada año, él termina su temporada de carreras de montaña en el mismo sitio: Benassal.

-"Vendras?"
-"Claro Papá, allí estaré"

Era uno de esos extraños fines de semana que Carlos no estaba conmigo. Me levanté y me fuí.
Controlaba los tiempos que hacía mi padre en cada carrera. Él se encargaba de decirme siempre su marca del año anterior, sobretodo si iba a estar yo por la meta.

En Benassal, por el trabajo, pues como que una tiene "amistades". En el club de montaña, también. Tal era el cariño que él tenía por aquella carrera, que todos los años teníamos la correspondiente entrevista.

Fue llegar alí y empezar el sufrimiento. Me llegaban noticias de chicos jovenes que habían tenido que ser atendidos por golpes de calor e incluso trasladados en ambulancia al hospital por el calor.
Y mi padre...que no llegaba.
Empezaba el sufrimiento. Hasta los chicos del club en la meta se sumaron a la preocupación y se fueron a buscarle. Los telefonos estaban sin cobertura. No había manera de saber si él estaba bien más que marchando a buscarle.
De repente, a 10 minutos de que se cerrara el control, apareció.

Como siempre, con su sonrisa seria...corriendo en los ultimos metros para arañarle unos segundos al crono (si es que ya podía estar cansado que era capaz de entrar con Carlos en brazos y corriendo en la meta)

Se acabo el sufrimiento.

-"El año que viene o acortan el recorrido o lo cambian de fecha, sino, no vuelvo"- fue el comentario de papá.

Sufrio pero le costó apenas un par de minutos recuperarse. Se sentía querido y disfrutaba de estar allí. El no quería borrar por nada del mundo aquella cita. Siempre él era la persona de más edad que conseguía acabar aquella carrera y eso merecía un premio que él recogía orgulloso.

Ya está aquí de nuevo. El sabado.

Te alegrará saber, Papá, que te hicieron caso, han recortado el recorrido. Cinco kilometros menos. Han recuperado senderos abandonados. Han trabajado mucho este año.
hoy hicimos la entrevista, como cada año. Mañana tendré el vacío de no poder llamarte a ti para que nos cuentes el recorrido, el desnivel, los paisajes, las gentes que uno se encuentra por esos caminos.

Te alegrará saber papá, que aunque tu no estés para recoger ese trofeo que durante estos años eres el único que puede presumir de tenerlo en casa, nosotros, mamá, Rosaura, Vicente y yo, estaremos en Benassal para estar al lado de la persona que recoja tu testigo.
Si Papá, ahora hay un premio que lleva tu nombre "Premio al más veterano Vicente Bermúdez".
Es el regalo que te hicieron el día de San Vicente, cuando Marcos llamó para contarme la idea que habían tenido.

Maldigo hoy muchas cosas Papá. Maldigo tener que ir a Benassal y no estar sufriendo porque no llegas. Maldigo no poder obligarte a sentarte en la silla mientras bebes. Maldigo no poder darte un abrazo cuando entras en la linea de meta, todo sudado. Maldigo no poder acompañarte por esos senderos. Maldigo no tener la oportunidad de que me enseñes esas sendas que han recuperado y que yo se que tu conocías.
Maldigo papá el día que deje de poder darte un beso. Maldigo no haber aprovechado la oportunidad de decirte hasta quedarme sin aliento lo mucho que te quiero. Maldigo que no estés aquí para decirme "deja de llorar".
Y seguiría maldiciendo todo lo que se mueve. Pero se que no te gustaba cuando me enfadaba hasta el punto de maldecir todo. Asi que la mejor forma de terminar estas lineas es diciendote lo que ya sabes.
Papa, te echo de menos un mundo. TE QUIERO.